Hay un momento en el ciclo de vida de algunos gerentes, cuando su voz interior les dice: “Las cosas no están avanzando como me gustaría. Ya no cuestionamos nuestros procesos. Tampoco tengo claro cómo mejorar la situación… Estamos atrapados”.

Ese fenómeno tiene nombre: estancamiento. Y se reconoce por 3 síntomas específicos:

  1. Los KPIs que importan no mejoran.
  2. El período sin cambios se prolonga y se vuelve incómodo.
  3. Las estrategias que antes funcionaban ya no mueven la aguja.

🚧 ¿Qué no vemos cuando estamos estancados como equipo?

  • Es inevitable: Todo equipo se va a estancar en algún momento. Se habla mucho de historias de autosuperación, y muy poco sobre equipos que se estancan por indecisión, política o urgencias.
  • “Hacer más” es una tentación: Algunos líderes confunden ocupación con progreso. Su instinto es exigir más trabajo y control, pensando que es un problema de productividad, pero solo logran saturar a su equipo con trabajo superficial que no produce momentum.
  • Las respuestas triviales (diagnosticar o actuar) son inefectivas: Hacer arqueología del problema (diagnosticar: “¿cómo llegamos a esto?”) permite entender qué pasó, pero no necesariamente movilizar. Tomar acciones sin evidencia (es decir, “actuar”) permite activarse, pero no necesariamente salir del estancamiento.

En el fondo, un equipo estancado tiene un problema sistémico, pues ha incorporado una dinámica de trabajo que está calibrada para generar ese estancamiento.

🔄 Entonces, ¿cómo reiniciar la dinámica en un equipo estancado?

Hacer un “reset sistémico” requiere instalar una conversación distinta y hacerse mejores preguntas que logren catalizar un movimiento más efectivo.

  • ¿Qué nos está impidiendo avanzar y qué oportunidad está escondida en el estancamiento? Entender el desafío. La tentación es pasar de inmediato a la solución, pero sin explorar a fondo los problemas y su potencial, es fácil enamorarse de soluciones que no aportan.
  • ¿Qué iniciativa o cambio generaría la mayor diferencia si sólo pudiéramos hacer una cosa más este año? Aceptar que no es factible cambiar todo permite focalizar. El ideal es identificar dónde un pequeño cambio podría mover todo lo demás, un punto donde el esfuerzo genere un beneficio desproporcionado.
  • ¿Qué debería poner en mi lista de cosas que NO debo hacer (to-quit list)? Despriorizar temporalmente todo lo que no es crítico o no genera valor directo al negocio (reuniones, reportes, correos, personas, proyectos). Esto permite concentrar tiempo, presupuestos y esfuerzos en lo que es traccionante.

💡 ¿Cuál es nuestra conclusión?

Un equipo “estancado” está atrapado en una dinámica que conserva un desempeño insatisfactorio que se siente “normal”. La sensación de “no estamos progresando” se siente como “no somos capaces de mejorar”. La ilusión es que “aparecerá una respuesta correcta o un camino perfecto”, pero creemos que esa ilusión es parte del problema. Tomar acción sin ver el final suena a improvisación, pero cuando el equipo está estancado, parte del desafío es empezar a moverse, sostener, recalibrar y repetir.

Un equipo “estancado” también está atrapado en las inversiones del pasado: todos los recursos que se han gastado y no se pueden recuperar. Los líderes tienen el desafío de resistir la “falacia del costo hundido”, que ocurre cuando los gastos pasados los tientan a mantener iniciativas o proyectos improductivos justificados en la inversión pasada. Un razonamiento económico robusto nos exige ignorar los costos hundidos al tomar decisiones sobre el futuro. En cambio, nos invita a considerar el costo de oportunidad.

Porque el estancamiento es la organización diciéndote que está lista para el siguiente nivel. Un momento para ganar claridad estratégica.

Time to upgrade, not restart.


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